Podemos asegurar sin duda alguna que la jardinería es el elemento más perjudicado por la modernidad, y es que en este período se centraron todos los esfuerzos en la arquitectura monumental. El movimiento moderno que defiende la industria, la maquinaria y la arquitectura lucha contra el romanticismo aristocrático y por lo tanto los jardines han salido perjudicados.
Una segunda generación de artistas dedicados al land art centró precisamente su obra artística en jardines y parques urbanos como medio de protesta hacia esta situación. Los jardines realizados actualmente no tienen estéticamente la idea romántica de jardín por la influencia urbana que poseen y los hábitos de los ciudadanos pero propone nuevos usos. Y es que la forma de esparcimiento social ahora no está en el jardín, sino al aire libre, en zonas de bosque o montaña o en grandes locales cerrados, como centros comerciales. Los jardines públicos son ahora simples zonas verdes urbanas que sirven de paso o como punto de encuentro.
Este arte público ha decidido tomar estos espacios como lugar donde situar sus obras, convirtiendo los espacios públicos en museos al aire libre.
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